Todo el año llueven miradas fugaces sin importar la hora. Miradas que solo alcanzan para un telegrama. Cuadro romántico el de Los Negros; aunque a decir verdad, aquí y allá la gente se enamora igual.
Adyanis Castillo Licea. (Periodista)
Una imperceptible piedra aparece pero no alcanza su objetivo. El mensaje falló nuevamente, por el momento abandona; apelará a otros recursos y vías menos peligrosas. Una mezcla de inteligencia y astucia serán la clave del éxito.
Desde una esquina, otro recuerda en silencio la propuesta de conversación que, ensayada una y otra vez, no fue aceptada. Fracasado el intento, observa con celos, buscará el minuto exacto.
Una plática de dos se escucha en la soledad. Sonrisas, gestos, olor a romance desde un banco invaden el espacio. No parece tener fin. A Cupido se le acaban las flechas y no hay señales.
Aquellos, como viejos y buenos amantes, mientras bailan se susurran al oído, quién sabe cuántas cosas, ese trigueño de mirada expresiva hizo lo que tenía que hacer; después de tanto tiempo por fin la persona soñada.
No es el único, al otro afortunado no le cabe en el pecho tanto amor y como puede demuestra lo que siente, no sabe hacerlo de forma novelesca, pero a ella le es suficiente.
Somos tantos sobre la tierra que nos empezamos a parecer, quizás por ello los que se alejan, tengan en su diccionario el delimitado concepto de amor ajustado a una anoche o a un buen rato, total, mañana será otro día.
Todo el año llueven miradas fugaces sin importar la hora. Miradas que solo alcanzan para un telegrama. Cuadro romántico el de Los Negros; aunque a decir verdad, aquí y allá la gente se enamora igual.
Desde una esquina, otro recuerda en silencio la propuesta de conversación que, ensayada una y otra vez, no fue aceptada. Fracasado el intento, observa con celos, buscará el minuto exacto.
Una plática de dos se escucha en la soledad. Sonrisas, gestos, olor a romance desde un banco invaden el espacio. No parece tener fin. A Cupido se le acaban las flechas y no hay señales.
Aquellos, como viejos y buenos amantes, mientras bailan se susurran al oído, quién sabe cuántas cosas, ese trigueño de mirada expresiva hizo lo que tenía que hacer; después de tanto tiempo por fin la persona soñada.
No es el único, al otro afortunado no le cabe en el pecho tanto amor y como puede demuestra lo que siente, no sabe hacerlo de forma novelesca, pero a ella le es suficiente.
Somos tantos sobre la tierra que nos empezamos a parecer, quizás por ello los que se alejan, tengan en su diccionario el delimitado concepto de amor ajustado a una anoche o a un buen rato, total, mañana será otro día.
Todo el año llueven miradas fugaces sin importar la hora. Miradas que solo alcanzan para un telegrama. Cuadro romántico el de Los Negros; aunque a decir verdad, aquí y allá la gente se enamora igual.
waaaaaaaaoooo, Por Dios a este estilo unico le llamaria peridismo poetico, una exelente cronica de una musa esacapa del olimpo, un Angel caido en ese pueblesito que tanto quiere y del que sera una eterna enamorada.
ResponderEliminarMe senti aludido en tu trabajo, me senti ser muchos de los enamorados delos que hablas.
Un beso linda y no dejes de darle rienda suelta a esos sentimientos tan lindos que llevas dentro y que ahora lo exprezas asi, contanta sutileza y frecura. Adyanis vas a ser grande porque, no eres una periodista cualquiera, tu eres especial, por que le pones el corazon a lo que haces. Te felcito.
Desde el otro lado del mundo
Para ti, tu mejor editor de TV
Rudis